"QUÉ AMABLES SON TUS MORADAS SEÑOR...
... MI ALMA SUSPIRA Y ANHELA LOS ATRIOS DEL SEÑOR"
(Sal 84)

domingo, 31 de octubre de 2010

LA ESTATURA DE ZAQUEO


LA PALABRA DE DIOS  SIEMPRE, o casi siempre, me dice algo concreto en mi vida, porque creo que realmente es una palabra VIVA, siempre nueva y la de este domingo veo cómo de mi "enanez" saca el Señor siempre algo bueno, cómo se vale de mi estatura, de mi pequeñez de mi miseria, porque con ella no lo veo...el mundo no me deja verlo, me la dá para que lo busque y me tenga que subir a la higuera, a la oración para verle,  y cómo luego me tengo que "bajar"  al oir su llamada para ver mis pecados, pedir perdon y recibirle en mi corazón.

Veo a mi Señor que me llama por mi nombre, y me dice que se viene a comer conmigo a mi "casa."
Me voy a prepararla!   

hasta mañana y que Dios os bendiga 

5 comentarios:

  1. Ahí está el asunto... en que nos llama por nuestro nombre...

    PD: Vengo a conocerte y descubro un hermoso lugar. Un abrazo!

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  2. Hola. Pues que suerte tienes de que siempre encuentres algo en la palabra de Dios, a mi me cuesta mucho encontrar el mensaje que nos han querido enviar. Es mas muchas veces no entiendo nada.
    Ahora estoy pasando por momentos dificiles y no entiendo nada.
    Un abrazo y me alegro por ti

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  3. Te agradezco tu visita Gran Visigoda
    otro abrazo!

    Chus encantada de pasarte por aqui, y ¡animo! pienso que cuando te planteas que no encuentras nada como dices, es ya una manera de empezar a querer ver, yo no hice nada todo lo hizo El hace unos años...y creeme que yo estaba igualita que tú. CONFIA
    un abrazo

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  4. A mi me llamaba a menudo mi padre "enana" soy la mayor de tres hermanas y mis hermanas me ganan en estatura...pero no me disgustó que me llamara asi...puro don pues soy muy orgullosa....Me gusta lo que dices a cerca del nombre, tb me llama a mi por mi nombre y me dá su Espiritu para desear entrar en su Palabra y esperar en ella, por muy dificil que me lo pongan las circunstancias..gracias.

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  5. La cuestión es si nosotros estamos preparados para que el Señor venga a nuestra casa. Para que entre en nuestro salón, donde quizá hay libros que desdicen de nuestra condición de cristianos; para que entre en nuestro cuarto de estar, donde vemos en la televisión tantos programas quizá no tan recomendables; para que entre en nuestro dormitorio, etc

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